jueves, julio 13, 2006

Muletillas

Hay algo peor todavía que escuchar constantemente, incluso a nivel de abogados, periodistas y parlamentarios, la horrenda reafirmación de que algo pasó hace años... atrás. Salvo que alguien me demuestre que determinada situación se produjo hace dos, cuatro o venticinco años adelante, ello suena escalofriantemente estúpido. Pero hay algo peor. Peor aún que la expresión tan en boga entre mis colegas relatores deportivos en cuánto a que tal jugador avanza a grandes zancadas... como si fuera posible avanzar a pequeñas zancadas. Pero hay algo peor aún que decir que fulano hablará dentro de 5 minutos más... como si pudiera hacerlo dentro de 5 minutos menos.¡¡ Cierta vez escuché la barbaridad de las barbaridades. Para que terminara un partido de fútbol faltaba menos de un minuto... más. Tal vez en alguna ocasión faltó menos de un minuto... menos. En una de esas. Hay una muletilla que se ha hecho ya parte del folklore radial y que es peor, mucho peor que todo lo demás junto. ¡¡¡¡¡¡¡¡Digamos qué¡¡¡¡¡¡... Es un anuncio a toda voz, una advertencia suprema en el sentido que vamos a decir... lo que vamos a decir. Para que no haya lugar a dudas. Para que nadie pretenda después que no dijimos lo que claramente advertimos que ibamos a decir. Es, pensamos, la redundancia más inconcebible y el despilfarro de palabras más elocuente. Y ha creado escuela. Porque ahora muchos anuncian pomposamente el "digamos qué" antes de decir efectivamente lo que se inicia con esa abominable amenaza. Para terminar, evocaré un famoso programa radial de antaño, llamado La Familia Chilena, en que uno de los personajes, asombrado por situaciones delicadas que sucedían en el libreto, clamaba "Señor, dame tu fortaleza". Entre"los años atrás", los "dentro de 5 minutos más", los "falta menos de un minuto más", los "digamos" a secas, utilizado palabra por medio, y los "digamos qué", yo también clamo con espanto: "Señor, dame tu fortaleza".

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